La
productora no estaba. Y todos saben qué pasa cuando Jimena falta… ¡CUMBIA NENA!
Momento histórico. Bajo el hashtag #HolaSeñora llamamos a la dueña del teléfono que venía en el billete del Mono. La buena
onda de la mujer: “Ay pobre, qué desilusión” cuando el Mono vio que la mujer
de la foto no era la mesera que lo había deslumbrado. Igual, la señora alentó
al Mono a volver al bar y conquistar a la waitress, no sin antes pedirnos
encarecidamente que tachemos su número del papel.
El que
anotamos fue el de nuestra querida Melanie,
quien debutó finalmente con su sección Reflexiones
de una chica común. Esta primera vez vino acompañada de configuraciones
mentales. “Es una denominación que le puse yo simplemente a la forma de pensar de
las personas”. Cada uno piensa de un modo distinto. “Pero hay modos y modos”. Como
el Modo Twitter, esos que se levantan
a las 6 de le mañana con la necesidad de saludar a su público: “buen día
gente”. Pero lo que le preocupa a Melanie es cuando estas personas comunican
todo lo que hacen en su rutina diaria: “hoy voy a ir al gimnasio” ¡Bien por
vos! La verdad que no me interesa en lo más mínimo ¿Qué tal el Modo Positive/Negative? “Esas personas
que ya irritan un poco”. Porque la felicidad constante no es normal. “Tené un
día de mierda”. Permitítelo. El Negative
va por el lado pesimista. “Puede ser por una cuestión de victimización”. Igualmente
insoportables. Modo cinéfilo o seriéfilo.
No va en la obsesión de mirar muchas películas o series, sino en la manía
constante de relacionar situaciones con momentos de estas películas o series.
“Hay que saber manejarlo y no coparse”. Para los que crean que el Modo Indeciso-Gataflora se reduce a las
minitas, se equivocan, “Hay muchos gatafloros”, igual que hay hombres que
entran en el Modo Mujeres. “Las
mujeres contamos el tiempo en conjuntos de ropa”.
Lo cierto
es que Don Ferro vino en Modo Peronista. La Perla Verde estuvo teñida del día de la lealtad porque “los días más felices fueron, son y serán
peronistas”. Eso diría Elio Rubén Montaño, un hombre que la rompió en la década del 50. En 1955 “el general
de todos solicitaba asilo en Panamá”. Montaño estaba de gira en Centroamérica y
quería visitar a Perón. Tuvo que viajar en taxi todo el tiempo porque Perón
vivía en las afueras de la ciudad. Así se gastó todos los viáticos. A Montaño le
decían “el loco”. Jugó en Newell’s y Central, donde compartió equipo con Menotti. En un clásico, tuvo la
oportunidad de llegar al empate. Mano a mano. “Define mansitamente” y empieza a
gritar “vieron giles, griten ahora”… pero la pelota nunca entró. Cuando se fue
a Uruguay disfrutó de noches de casino. Una vez, ya sin un mango, se tiró
arriba de la mesa y gritó “me juego, me juego yo” ¿Dudas sobre el mote? Además
de loco le decían “el tuerto”. Y eso viene de sus épocas xeneizes. En un
partido Montaño fue golpeado en la cara. Mientras yacía en el suelo, Venancio
Acosta lo miró y le dijo: “levantate tuerto, tomá el ojo, se te salió”. Además
del casino le gustaba el cabarulo. “Era desfachatado”. Alguna que otra vez se
escapó de la concentración y volvió a las 6 de la mañana. Al cruzarse con un dirigente,
“se hizo el sota”. Última. Central-Atlanta en 1969, ganaba 4 a 0. Con su amigo “el gitano”
decidieron que iban a hacerle una joda a Menotti durante el segundo tiempo. A
no pasarle la pelota. Lateral minuto 90. Lo mira a Menotti, “¿la querés?”,
cuando se la pasa, Menotti le pega tal boleo a la pelota que le valió la
expulsión. Y Don Ferro cerró: cuando lo vendieron a Peñarol, los diarios uruguayos
titularon “Peñarol trae a un delantero peronista”.
A Charla de Cerveza con Maní trajimos carreras ambiguas. Cuando el Mono
estaba en 5to año “no sabia bien qué estudiar”, así que metió test vocacional
¿El resultado? Un terciario llamado
“tiempo libre y recreación”. Emma se vino más existencialista y convocó a
pensar de qué vienen esas carreras que nos resultan comunes ¿De qué labura un ingeniero industrial? “Trabaja en la
ingeniería y la industria (…) no sé pero garpa”, le respondió Malanie. Según el
Mono, los estudiantes de Arquitectura
se están matando durante años para terminar haciendo dibujitos. “Relaciones Públicas es un choreo a mano
armada”, proclamaba nuestro conductor, y Dafna Groisman le saltó a la yugular.
Mientras nos explicaba en qué consistía su trabajo, entró Ilo al grito de “lo
último que haría en mi vida sería relacionista público”. Pica. “A ellos les
enseñan a trabajar en empresas y a
nosotros a destruir empresas”. Ponele. Igual Melanie estaba más preocupada por
el futuro de esa pareja que por contarnos qué estudia: Relaciones del Trabajo. “Las personas como yo trabajamos en
empresas para que no haya conflictos” ¿Recursos
Humanos? ¡Jamás! Porque el hombre no es un recurso.
A nosotros
lo que nos falta son recursos, así que “Anuncie Aquí”
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